sábado, 8 de octubre de 2011

Charlot le escribe una carta a Maggie

Querida Maggie, siento no haber podido escribir antes pero ya habrás oído rumores de que en la ciudad todo está muy complicado últimamente, y yo no he tenido tiempo libre para escribirte ni hacer otra cosa sino que dedicarme a mi trabajo en la empresa.
¿Cómo pintan las cosas por la granja? Espero que todo el trabajo que hay que realizar no se te este haciendo muy pesado y que los propietarios de la tierra, los burgueses, no estén exigiendo mucho. He oído por aquí decir a unos emigrantes que ha habido una especie de revolución agrícola en algunas granjas y que ya están sustituyendo la rotación trienal por la rotación cuatrienal, si es así espero que el cambio no te sea muy duro cariño, que ya sé que el trabajo en el campo es igual de duro que el de la ciudad, aunque me alegra que te hubieses quedado ya que no es un trabajo tan repetitivo como el mío, pero si igual de duro, estoy haciendo lo posible para que el jefe nos de nuestros salarios lo antes posible y así poder mandarles un poco de dinero. ¿Qué tal están nuestros hijos? Me imagino que estarán enormes, espero que no estén sometidos a tanto trabajo. Quisiera estar en la granja, pero a la vez he de estar aquí para conseguir dinero y así en un futuro cuando los niños tengan un par de años más poderles ofrecer algún tipo de enseñanza.
En la ciudad hay un enorme ajetreo día tras día, principalmente por el sindicato obrero que hay en la ciudad por culpa del cierre de algunas empresas o que por algún motivo despiden a sus trabajadores y estos acuden al sindicato obrero a protestar y se forman manifestaciones que hacen en público, también por motivo del éxodo rural no para de llegar gente a la ciudad como yo, sobre todo jornaleros del campo que no acaban de acostumbrarse bien a la vida de la ciudad, menos mal que yo no tuve ningún tipo de problemas en integrarme a este nuevo tipo de vida de la que nunca había gozado.
La industria en la que trabajo como bien sabes querida Maggie, es muy dura, me paso horas y horas forjando tuercas, siempre en la misma posición, y cuando el jefe quiere manda a aumentar la energía de las máquinas por la que pasan las tuercas que tengo que forjar y la máquina se mueve a mayor velocidad, se me hace muy monótono sobre todo con el nuevo método del taylorismo, y la hora de descanso es muy breve y para colmo hoy ha venido a visitar la industria un empresario con motivo del maquinismo que está surgiendo ahora por estos tiempos, el caso es que el empresario venía representando a su empresa, para probar una especie de máquina para que nosotros, los trabajadores mientras realizamos nuestras labores también podamos comer a la vez que realizamos nuestro trabajo, por un momento la  idea no la podía asimilar, si ya era duro el trabajo con un breve descanso, no podía imaginarme como sería tener que estar una jornada completa apretando tuercas sin parar, pensé que el jefe de mi empresa iba a optar por comprar la máquina ya que sería un beneficio para él porque la productividad aumentaría y eso da lugar a un aumento de capital para la empresa también, es decir para ambas empresas, tanto para la de mi jefe como para la empresa anunciadora de la peculiar máquina, pero llegue a pensar esa idea hasta que me cogieron a mí de prueba para la máquina y la electricidad le fallo, algo paso, pero la máquina se rompió por completo, se volvió loca y obviamente mi jefe no invirtió en ese trasto que no era para nada de fiar, así que seguimos con el trabajo normal que llevábamos a cabo incluyendo el breve descanso.
Hace unos días querida Maggie, no soportaba más la presión y abandone mi puesto, entonces decidí descontrolar las máquinas, ya no podía aguantar más, aquello se estaba convirtiendo en algo alienante para mí, me estaba volviendo completamente loco y salí corriendo a la calle huyendo de aquella empresa. Al rato comunicaron el cierre de la empresa, y todos los trabajadores se quedaron sin trabajo y recurrieron al sindicato obrero y como ya eran muchos decidieron hacer una de esas huelgas prohibidas, así que un buen día paseando por la calle vi pasar uno de esos coches con miembros del sindicato obrero y se les calló la bandera que los representaba así que decidí cogerla  e intentar alcanzarlos para devolverles la bandera, pero justo en ese momento paso por allí un policía y me vio con la bandera de la huelga prohibida y llegó a creer que yo era el “cabecilla” de esa manifestación, le dije que estaba totalmente equivocado pero no me creyó, y apresuradamente me empujo hacia el interior de un automóvil de policía.
Pero no te preocupes cariño, haré todo lo posible para volver a la empresa o conseguir de algún modo dinero para enviar a la granja. Dale recuerdos a los niños y dile que los quiero mucho y que pronto volveré, en cuanto a ti mi querida Maggie sabes que también te quiero.
PD: No olvides anotar la dirección por si algún día tienes la oportunidad de escribirme.